que llueva alegría en el 2006...
Las normas de comportamiento social nos obligan, en ciertos momentos del año o de nuestras vidas, a realizar ofrecimientos de buena voluntad hacia los demás, tengamos o no ganas de hacerlo.
Lo cierto es que, como final y como comienzo de un nuevo ciclo, el final del año puede ser, más allá de las obligaciones sociales, un buen momento para realizar un ejercicio de valoración de lo acontecido en el periodo que termina, y una lista de propósitos para el que comienza. Con ella, con la lista de propósitos y deseos, también es posible realizar una extensión de nuestros buenos deseos hacia los demás, sobre todo hacia aquellos y aquellas a quienes sentimos más cerca.
Es un momento en el que, también, se notan las ausencias, las pérdidas. Los seres queridos que, por cualquier motivo, no están a nuestro lado, se hacen notar precisamente por el hueco que han dejado en el tejido de nuestras emociones.
Pero dirijamos nuestra mirada hacia el futuro. Más allá del dolor por las ausencias, más allá de la valoración de lo acontecido en el pasado, están los proyectos para el futuro, las ilusiones en aquello que ha de acontecer, la esperanza de que nuestros pasos nos lleven a nuevas oportunidades de felicidad.
Miremos, pues, hacia el mañana. Tenemos derecho a esperar que, en la lotería de la vida, alguno de sus premios nos salpique con unas cuantas gotas de alegría.
Que sobre ti llueva alegría en el año que ha de comenzar, que encuentres al alcance de tu mano muchas oportunidades de ser feliz…
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